17 de mayo de 2019
Propuestas pertinentes en un entorno que reclama cambios drásticos y sobre todo con alto sentido de urgencia en los próximos años…
Juan Manuel Pico – Co-founder Education Soul
Cada vez que vemos los resultados PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, que es una prueba que se le aplica a jóvenes de 15 años y que están cerca de terminar su educación obligatoria) con el fin de medir sus conocimientos y habilidades para que puedan tener una participación plena en la sociedad donde viven, América Latina presenta siempre resultados desalentadores, al situarse en la cola del ranking internacional de calidad educativa, a pesar de que muchos son los países de la región que a lo largo de los últimos 10 años, han mejorado la inclusión y su compromiso para la mejora de los aprendizajes de sus estudiantes.
Los resultados más recientes que se tienen a la fecha, que son los de 2015, muestran que de un grupo de 70 países en el mundo que participaron en el Programa de Evaluación, Chile se encuentra a la cabeza de la región latinoamericana en el puesto 44 en Ciencia, en el 42 en Lectura y 48 en Matemática. En el caso de Colombia, estamos en el 57 en Ciencia, 54 en Lectura y 61 en Matemáticas. ¿cómo sabemos que tan mal estamos? Cada 30 puntos de cada una de las 3 pruebas representa 1 año de retraso de escolaridad. En el caso de Colombia, si por ejemplo comparamos en Ciencia el puntaje frente al primer país, que en este caso es Singapur, encontramos que Colombia obtuvo 416 puntos, frente a Singapur que obtuvo 556, es decir una diferencia de 140 puntos, que si los dividimos en 30, nos da 4,7 años de retraso frente al mejor de esa categoría, es decir Ciencia.
Por otra parte, si miramos el porcentaje de jóvenes de 15 años sin competencias básicas, según PISA 2015, encontramos que en Colombia ese porcentaje es del 62%, es decir una cifra muy preocupante. Los mejores 10 países de los 70 que participaron en PISA en 2015, tienen ese porcentaje en 25%, y el promedio de países de la OCDE es del 29%. El país que está más abajo en ese ranking de carencia es República Dominicana con 90% de sus estudiantes de 15 años sin competencias básicas! Se puede ver el gráfico a continuación:
¿Cuál es la fórmula de cambio para quebrar la tendencia de estas cifras en Colombia? La respuesta es tan amplia como se quiera. Podríamos decir que hay un conjunto de estrategias que deben estar dentro de la agenda de política pública, que no necesariamente existen en la actualidad.
Por ejemplo, hemos tenido desde el Ministerio de Educación y los gobiernos de turno, una obsesión por la cobertura. Se han hecho grandes esfuerzos en la construcción de infraestructura, de mega colegios, es muy importante. Pero nos hemos quedado ahí. Es tiempo, y esto ha debido pasar hace mucho tiempo, en que nuestra obsesión se encamine hacia la calidad educativa. Un claro ejemplo de esto es que en las escuelas en Colombia ya no caben más computadores portátiles y tablets, de todos los que ha entregado principalmente el MinTic. Y si nos preguntamos que habilidades se han desarrollado gracias al uso de estos elementos informáticos, la respuesta es bastante precaria.
Un documento reciente del BID titulado Desarrollo de Habilidades Transversales en América Latina y el Caribe, advierte que “los países tienen que seguir invirtiendo en conocimientos y habilidades específicas y técnicas, pero hacerlo mucho mejor y, sobre todo, no exclusivamente: no pueden mantener una instrucción basada solo en contenidos”.
¿Esto que significa en términos prácticos? Nos invita a que entendamos que la educación debe cambiar, porque el ciudadano del Siglo 21 se mueve en un entorno que es totalmente dinámico y sobre todo digital. Si nos preguntamos cuantas horas a la semana nuestros estudiantes de los colegios, incluso los privados, dedican a entender la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, la realidad virtual y aumentada, el blockchain… que responderíamos?
Educación de calidad entre otras cosas, supone menos contenido y más desarrollo de habilidades. Y nuestros curriculums se han quedado en la tradicional educación prusiana que conocemos desde hace más de 200 años.
Precisamente en este estudio del BID sobre Habilidades Transversales, sus autores proponen una lista de cuales son: “las habilidades transversales son el conjunto de habilidades que cumplen con las siguientes características:
Ø Son centrales al desarrollo de cada individuo
Ø Son necesarias para navegar vidas saludables, productivas y felices
Ø Son reutilizables en el sentido de que son ampliamente exportables de un ámbito de vida a otro
Ø No son específicas un trabajo, tarea, sector, disciplina u ocupación
Al ver esta lista, que tan lejos o cerca estamos frente a lo que entendemos por educación hoy?
Es un camino largo que tenemos que recorrer. Lo único que necesitamos es que desde los gestores de política pública, empecemos a entender que la educación necesita una reforma profunda en términos de la preparación para un mundo nuevo que ya nos tocó vivir, un mundo digital en donde las habilidades deben ser más importantes que el contenido, en donde entendamos que la calidad es por donde debemos empezar a cambiar.